La ve a lo lejos y, casi al instante, sus labios se tuercen en una mueca de malicia lujuriosa. Su figura al llegar, pequeña, diminuta comparada con la noche, es justo lo que necesita ver para que el día termine de ser perfecto.
Naike.
¿Tiembla? Eso parece. Leo se pregunta por qué. ¿Miedo, quizás? ¿Culpabilidad? No sería extraño, teniendo en
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